Quería tomarla de la mano y llevarla a recorrer otro mundo, decirle que no todo era tan malo, que el amor tiene más fuerza y poder que cualquier otra cosa en el universo, que junto a mí nadie nunca más le haría daño.
Quería que descubrieramos juntas el verdadero amor, ese que se encuentra en el niño que juega con su mascota en el jardín, en el arbol frondoso y en los ojos de los que amamos.
Soñé tantas veces con compartir nuestro camino de la mano, sin soltarnos, unidas por un sentimiento que pensé sería eterno. Las cosas iban bien, fuimos felices mucho tiempo - no puedo decir lo contrario -. Pero el amor me engañó, cegó mis ojos, y poco a poco fue oscureciendo mi mirada.
El paso del tiempo se volvió inescrupuloso, la química y la pasión fueron disminuyendo, hasta convertir nuestras noches, antes secretas, envueltas en oceanos de caricias, besos y tacto, en un espacio nebuloso cubierto de insertidumbre y de deseos inicuos de continuar con lo que una vez fue. La ruptura se volvió inminente, quiero pensar que el amor murió por si mismo, me aterra la idea de que nosotras fuimos la que lo matamos con nuestros constantes intentos de encontrarnos defectos, de buscar en la otra hasta el más mínimo detalle para desechar una relación que a puertas cerradas fue maravillosa, pero que al abrirlas se volvía una especie de fantasma contra el cual no podíamos luchar, un fantasma de temores, rechazo, soledad y desesperación, el mundo nos fué quedando grande, la sociedad arrasaba nuestros ideales y el secreto, antes alegremente compartido comenzó poco a poco a trizar nuestros sueños hasta romperlos.
Desde que se fue de mi lado la vida no fue la misma, mi existencia se volvió insoportable y aunque aún la miro desde lejos y sé que a ella no le fué mejor, espero ese día en el que nuestros corazones se reunan nuevamente, con la fuerza necesaria para no agachar la cabeza ante un mundo que aún no comprende las energías del amor.
1 comentario:
Hay que seguir luchando,ese camino que iniciaste debes seguirlo ya no con quien estuviste en el comienzo debes continuarlo con quien quieras enseñar las maravillas que el otro te dejó como un legado
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